lunes, 29 de abril de 2013

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La relación Padres hijos. La escucha activa.

En las diversas etapas de crecimiento, nuestros hijos presentan numerosas necesidades a ser atendidas por los padres, transitando desde la dependencia total cuando son bebés, hasta la independencia, entre comillas, cuando se vuelven adultos. Entre estos dos estadios , se ubica la adolescencia, etapa difícil e incomprendida en la mayoría de los casos por sus maestros y sus padres. Lo que más sorprende  a los padres, es que su hijo adolescente ya no le cuenta nada, o casi nada sobre su vida, observan como se cierran en su mundo personal y sus amistades, saliendo sólo cuando le gusta. Si el padre insiste, provoca muchas veces en el joven, un mayor rechazo o retraimiento.


Es importante entender lo que esta sucediendo en las mentes de nuestros hijos, aunque los veamos cambiando su corporeidad como  rasgos físicos y emocionales, presentan algunos signos de inmadurez, poco comprensibles por los adultos.

El adolescente, desea y necesita vivir sus propias experiencias y llegar a sus propias conclusiones. Necesita enfrentarse a las normas y creencias paternas para formarse una opinión individual, necesita equivocarse, quizás muchas veces para aprender por cuenta propia. Nuestros consejos como padres, ayudan en el proceso de maduración psicológica y en la estructuración de sus valores éticos, sin embargo resulta indiscutible que su valor estará directamente relacionado con el grado de tolerancia que el adolecente siente en la actitud de sus padres.

Necesitará recibir criticas y restricciones a sus conductas y peticiones, demandarle un respeto hacia las ideas y decisiones, de esta forma el joven desarrolla su capacidad para responder, y a través de sus respuestas , se contestará a sí mismo.

El adolescente sufre un sentimiento de incomprensión respecto a los demás, que es en realidad irrespeto hacia el mismo.

Podría decirse, que ser padre de un joven adolescente no es nada fácil, porque a veces sentimos que hablan otro lenguaje, no entendible por sus progenitores. En  estas dificultades presentadas con frecuencia en la relación padre hijo, es necesario valerse de una herramienta poderosa, que es la ESCUCHA ACTIVA.

Para escuchar activamente, se necesita practicar:

·      Realizar buenas preguntas

·      Evitar prejuzgar

·      Parafrasear

·      Demostrar empatía

Cuando hacemos preguntas, evitemos ser repetitivos, a veces los padres nos volvemos algo fastidiosos, porque no manejamos la técnica de las preguntas adecuadas para nuestros hijos adolescentes, es recomendable tomar las   siguientes sugerencias, intentando lograr:

·      Conocer mejor los sentimientos y deseos de los adolescentes.

·      Clarificar conocimientos.

·      Animar a la colaboración y al descubrimiento , generando una empatía sana y proactiva.

·      Animar al razonamiento, invitándolo a dar una explicación mas profunda, dándole ánimo.

Evitar ser prejuicioso como padre y /o madre. La mayoría de las veces nos adelantamos a sus planteamientos. Hay que disponerse a ESCUCHAR, prestar atención, que tus gestos hablen por sí mismos, igual tu postura. No es reprenderle o decirle “¡SI YA ME CONTASTE, YA TE ESCUCHE!” En realidad solo oíste, sin escuchar. Pregunta a tu hijo “¿QUE TE PARECE?”

Estos elementos acompañados del parafraseo tan importante en la comunicación, en especial cuando somos Coaches, en este caso de nuestros hijos, con un lenguaje entendible y frases cortas, le dices, “HIJO ESTOY ENTENDIENDO QUE”, y tratas de parafrasear, eso genera a su vez un clima de EMPATÍA formidable para que el proceso de la comunicación fluya, y asi nos ganemos la confianza de nuestros hijos.

Todo esfuerzo por escuchar activamente, es bien recibido, imprimiéndole dosis de confianza. Haga el intento cuando este relajado , no cansado ni estresado(a) , así se dará cuenta como cada día la relación de comunicación con su hijo adolescente mejora en forma notable, ayudando a ambos a conseguir los mas elevados objetivos en familia, a la vez que el joven va adquiendo en forma progresiva su equilibrio emocional.

Un diálogo diario con nuestros hijos, genera una dinámica muy interesante en la relación familiar, promueve que en nuestros hijos se genera la confianza, para transmitirnos su problemas, para contarnos sus preocupaciones, sus temores, sus sueños y anhelos, y en esta etapa de la ADOLESCENCIA, se convertirá en valiosa herramienta para una relación sana y una adultez madura y feliz.